-Bueno, pues ya no volvemos a hablar del asunto si te hace llorar. jajaja pues si mi amigo pero con una diferencia,hoy mismo aqui en sevilla a 38º por razones de mi trabajo tube que regar entre otras cosas, y llege a vivirlo,pense que las plantas solo tenian que esperar a que yo las ragara,y tomar sol,mientras yo me asfixiaba, jaja, Pero él no se merece eso. Ahora ella estaba inmóvil y el mundo seguía adelante, pero no le importaba: no le afectaba en ningún sentido. -¡No digas esas cosas! Reproducimos un poema del libro “El jardinero”, publicado originalmente en 1913 y editado en español por Losada en Buenos Aires (Argentina) en 1943 (y reeditado numerosas veces), con traducción de Zenobia Camprubí y Juan Ramón Jiménez. Usted… usted sabe lo de esas tumbas mías que le estaba hablando abajo, ¿no? En el pueblo todos sabían que Helen Turrell cumplía sus obligaciones con todo el mundo, y con nadie de forma más perfecta que con el pobre hijo de su único hermano. Para empezar, Guillermo el Conquistador y… bueno, montones más, y a todos les fue estupendo. -No se enoje caballero, y  ajústese bien el sombrero, Pues  sólo quería agradecer, los cuidados y la atención. abrazos, estupenda fábula con una gran enseñanza amigo, muy buena tu incursión en ese estilo, sigue adelante me ha gustado mucho, bravo por el jardinero!! * Sobre la traducción: Mañana será la novena y… y no puedo… no puedo volver a verle sin que nadie en el mundo lo sepa. Como vengo tantas veces, he visto que les resulta de mucho alivio que venga alguien para ver… el sitio y contárselo después. -Más que nadie en el mundo. Tenía que pensar cada palabra que decía y pensar todas las mentiras que iba a inventar a la próxima ocasión ¡y esto años y años! -¿Por qué se lo has dicho? Por eso. -Dentro de un minuto -dijo-. que florido poema y sin pasa na, muchas gracias mi amigo de buena tinta se que tu tambien sabes hacerlo -dijo Helen (Emma, la criada, había muerto hacía años)-. Pero no a Hagenzeele-Tres; el mío está en la Fábrica de Azúcar, pero ahora lo llaman La Rosiére. Una bella fábula con una gran moraleja de fondo... Todo un placer querido poeta, tus poemas me parecen geniales. -Ojalá tenga razón. Y cuando ya tengo suficientes encargos de una zona para que merezca la pena, doy el salto y vengo. -No, y además -y Helen sintió que se ponía tenso-, además, ahora que lo has dicho ya no te voy a llamar «mamá» nunca, ni siquiera al acostarme. http://www.poemas-del-alma.com/blog/mostrar-poema-172818, muchas gracias por visitarme para mi un placer que le guste -Claro que sí. En lugar de entradas había pasos por encima de una zanja honda que circundaba el muro limítrofe sin acabar. Leer más sobre: Marisa Alonso Santamaria (322) poemas clásicos (66) Por favor, déjenos un comentario. Se me olvidaba preguntarle. ¿Por qué? Varios amigos también le contaron historias completamente verdaderas, pero siempre de otras mujeres a las que al cabo de meses y meses de silencio, les habían devuelto sus desaparecidos. un beso para ti, gracias Alejandra tu siempre tan atenta con tus comentarios, Cancelar la respuesta. Te lo aseguro. -exclamó-. No sabía que en Hagenzeele-Tres ya había 21,000 muertos. A Helen le había estremecido la idea de que se alistara directamente. Un jefe de unidad avisado averiguó que el batallón estaba bien entrenado en la forma de proteger sus flancos y de atrincherarse, y se lo robó a la División a la que pertenecía, so pretexto de ayudar a poner líneas telegráficas, y lo utilizó en general en la zona de Ypres. ¡No puedo, de verdad! Con el tiempo, Michael fue creándose sus propios intereses, que fueron apareciendo y desapareciendo sucesivamente, pero su interés por Helen era constante y cada vez mayor. gracias segunda Alegandra,`por tus palabras tan agradables Todo esto se lo comunicó una autoridad central que vivía en una chabola de tablas y cartón en las afueras de una ciudad destruida, llena de polvareda de cal y de papeles agitados por el viento. Helen se lo agradeció, pero cuando llegaron al hotel, la señora Scarsworth (ya se habían comunicado sus nombres) insistió en cenar a la misma mesa que ella, y después de la cena, en un saloncito horroroso lleno de parientes que hablaban en voz baja, le contó a Helen sus «encargos», con las biografías de los muertos, cuando las sabía, y descripciones de sus parientes más cercanos. Por lo menos algunas -paseó la vista por la habitación-. Ya sabes lo que dice K. -Sí, pero el lunes pasado me dijo mi banquero que era imposible que durase hasta después de Navidad. Mi sistema es agruparlas y ordenarlas, ¿sabe? Adelante hay que propagarlo. Para que el mundo se llene, con tu fragancia de Amor. ¿Qué cree usted? Y nunca lo volvió a mencionar por su propia voluntad, pero dos años después, cuando contrajo las anginas durante las vacaciones, y le subió la temperatura hasta los 40 grados, no habló de otra cosa hasta que la voz de Helen logró traspasar el delirio, con la seguridad de que nada en el mundo podía hacer que cambiaran las cosas entre ellos. Se daba cuenta por la facilidad con la que podía pronunciar el nombre de Michael en una conversación e inclinar la cabeza en el ángulo apropiado, cuando los demás pronunciaban el murmullo apropiado de condolencia. Autor: francisco Rodríguez González (sabianya) (Seudónimo) (Offline) Publicado: 10 de mayo de 2012 a las 16:55 Comentario del autor sobre el poema: ESTE POEMA ESTA DEDICADO A TODOS LOS JARDINEROS,QUE GRACIAS A ELLOS,LUCEN TAN BELLOS JARDINES. ¿Me comprende? Por fortuna, los padres de George ya habían muerto, y aunque Helen, que tenía treinta y cinco años y poseía medios propios, se podía haber lavado las manos de todo aquel lamentable asunto, se comportó noblemente y aceptó la responsabilidad de hacerse cargo, pese a que ella misma, en aquella época, estaba delicada de los pulmones, por lo que había tenido que irse a pasar una temporada al sur de Francia. Por eso… por eso… tenía que decírselo a usted. -Buenos días mi señor, siempre  atento a mis cuidados, Con tu azadón quitas las hierbas, que crecen  alrededor. Tiene que ser así, porque si no no se lo pedirían a una, ¿no? Está justo al sur de Hagenzeele-Tres. Helen no supo qué decir y la otra mujer se marchó, pero Helen tardó mucho tiempo en dormirse. -Quizá sea mejor -respondió ésta-. Y, claro, no debería haberlo sido. Después ocupó su lugar en la lúgubre procesión que había de pasar por una serie de emociones estériles. Resultó ser un bloque de 200 ó 300 tumbas que ya tenían su losa definitiva, en torno a las cuales se habían plantado flores, y cuya hierba recién sembrada estaba muy verde. ¡Ah! -¡Dios mío! Con la calor desvarío, y me llega el mal humor, En el poema 6 de El Jardinero se narra la historia de dos aves que desean estar juntas, cada una en su espacio, sin animarse a cambiar, a dejar atrás aquello que las limita sin entenderlo, a avanzar, y que, a … No importo yo. No sabes lo que…. El té que se tomó en una estructura de madera a rayas malvas y azules, llena hasta los topes y con una fachada falsa, le hizo sentirse todavía más sumida en una pesadilla. Entonces le había asombrado que no dejaran de manosear en un solo momento aquel objeto horrible, y ahora, al preparar sus documentos, pensaba: «Me están transformando en una afligida pariente». Le aseguro que alivia mucho a la gente. muchas gracias amiga,un placer su visita,me alegra que le guste -A propósito -dijo la autoridad-, usted sabe dónde está su tumba, evidentemente. Allí pudo ver letras bien grabadas al final de las filas y al consultar su papelito vio que no era allí donde tenía que buscar. A la orilla de la fuente un caballero pasó, y la rosa dulcemente de su tallo separó. Michael había muerto, y su propio mundo se había detenido, y ella se había parado con él. Él se levantó al verla y, ... Recibe gratis un poema clásico semanal por correo electrónico. Quiero decirle la verdad a alguien antes de ir. Bueno, no quiero preocuparla más. Saludos, A fines de agosto estaba a punto de sumarse al primer holocausto de muchachos de los internados privados que se lanzaron a la primera línea del combate, pero el capitán de su compañía de milicias estudiantiles, en la que era sargento desde hacía casi un año, lo persuadió y lo convenció para que optara a un despacho de oficial en un batallón de formación tan reciente que la mitad de sus efectivos seguía llevando la guerrera roja, del antiguo ejército, y la otra mitad estaba incubando la meningitis debido al hacinamiento en tiendas de campaña húmedas. Desde entonces he venido a verle ocho veces. Información del poema. -Esto pasa muy a menudo -dijo la mujer del oficial, aflojando el corsé de la desmayada-. Y al notar el jardinero que faltaba en el rosal, cantaba así, plañidero, receloso de su mal: —Rosa la más delicada un cordial saludo. Pagó su cuenta junto a una inglesa robusta de facciones vulgares que, al oír que preguntaba el horario del tren a Hagenzeele, se ofreció a acompañarla. Gracias a sus atenciones, ahora me siento mejor. Cuando cumplió los diez años, tras dos cursos en una escuela privada, algo o alguien le sugirió la idea de que su situación familiar no era normal. En Francia, el batallón volvió a tener suerte. Pero Helen, que no quería reconocer nada por el lado de la madre, juraba que era un Turrell perfecto, y como no había nadie que se lo discutiera, la cuestión del parecido quedó zanjada para siempre. Siguió adelante, hacia su izquierda, después a la derecha, desesperada, preguntándose cómo podría orientarse hacia la suya. entonces gracias a usted me acrde de hacer un poema asi Pero no te preocupes, tía. Es un placer leerte. Responder con cariño cuando rezongamos alivia nuestro malhumor. Muy buena lectura, cuántas bellas flores que sólo son bellas mientras tantos jardineros yugamos (nos reventamos trabajando) para que todas estas "florcitas" puedan ser bellas. amigo arnaiz. -Sí… sí…, ya lo sé -comenzó-. Casi inmediatamente después sonó una llamada a la puerta y entró la señora Scarsworth, con la horrorosa lista en las manos. Y  vienes por tu salario, que yo confundí con amor. -No caerá esa breva. Los cursos en su internado y las maravillosas vacaciones de Navidades, Semana Santa y verano se sucedieron como una sarta de joyas variadas y preciosas, y como tales joyas las atesoraba Helen. Por motivos financieros. -Bueno, pero cuando la verdad es algo feo no me parece bien. que se sobrepuso a su malestar para disfrutar y contribuir a que lo que le rodea sea cada dia más bello. El oficial hubiera podido comprobarlo en uno de sus múltiples libros, pero se interpuso entre ellos una mujerona de Lancashire pidiéndole que le dijera dónde estaba su hijo, que había sido cabo del Cuerpo de Transmisiones. -Estupendo. A lo que me refería era a que de haberme alistado ya habría entrado en faena… Igual que mi abuelo. No puedo aguantar más. -Pero ¿por qué me lo cuenta a mí? -Pero ¿no te parece una crueldad? sacar de las plantas sus mas bellas flores. Emma dice que nunca se sabe -Michael había estado hablando con la anciana y fea criada de Helen-. A los seis años quiso saber por qué no podía llamarle «mamá», igual que hacían todos los niños con sus madres. Qué papel de pared tan extraordinario tienen en Bélgica, ¿no le parece? Supongo -respondió Helen, temblando al entrar en el trenecillo. Perdone mi bella flor, por todo el atrevimiento, Te he dado mi palabra de honor, y la repito, de que… que… no pasa nada. No tenía el número de su chapa de identidad ni sabía cuál de sus dos nombres de pila podía haber utilizado como alias, pero a ella le habían dado en la Agencia Cook un billete de turista que caducaba al final de Semana Santa y, si no encontraba a su hijo antes, podía volverse loca. Helen hizo, escribió y firmó todo lo que le sugirieron o le pusieron delante de los ojos. Atacó a Helen con el tema, y derribó sus defensas titubeantes con la franqueza de la familia. -¿No me irás a decir que te has seguido creyendo aquella vieja historia todo este tiempo? Sí, juro que son encargos. El hombre levantó la vista y la miró con una compasión infinita antes de volverse de la hierba recién sembrada hacia las cruces negras y desnudas. Yo no he perdido a nadie, gracias a Dios, pero me pasa como a tantos, que tienen muchos amigos que sí. Al cabo de un año más había superado todo su aborrecimiento físico a los jóvenes vivos que regresaban, de forma que ya podía darles la mano y desearles todo género de venturas casi con sinceridad. un abrazo. un abrazo, Prefiero mil veces al jardinero que a la flor. -Perdone mi bella flor, por todo el atrevimiento. Al cabo de un rato, Helen se encontró bajando las persianas de la casa una tras otra y diciéndole a cada ventana: -Cuando dicen que ha desaparecido significa siempre que ha muerto. -Seis años y cuatro meses antes y dos y tres cuartos después. Pagó el viaje del niño y una niñera desde Bombay, los fue a buscar a Marsella, cuidó al niño cuando tuvo un ataque de disentería infantil por culpa de un descuido de la niñera, a la cual tuvo que despedir y, por último, delgada y cansada, pero triunfante, se llevó al niño a fines de otoño, plenamente restablecido a su casa de Hampshire. ¿Me entiende? Se llevó las manos juntas casi a la altura de la boca y luego las bajó de repente, todavía juntas, lo más abajo posible, por debajo de la cintura. Un día en todos los años, una hora de ese día, su Ángel vio mis lágrimas, ¡y la losa se llevó! Pero, el mismo día en que Michael iba a pasar con Helen cuatro horas enteras en una encrucijada ferroviaria más al norte, lanzaron al batallón al combate a raíz de la matanza de Loos y no tuvo tiempo más que para enviarle un telegrama de despedida. Abrazos, pues se Nuria, ¿Quién era el suyo? Información del poema. Pero lo era. Cuando no estoy mintiendo, tengo que estar fingiendo, y siempre tengo que inventarme algo, siempre. A veces me pregunto si sienten algo después de la muerte. ¿Por qué vienes tan tarde? ¿No le gustan mis colores? -¿De verdad? me enorgullece el corazon El servidor: —Mi hora llega cuando la de los demás ha pasado. -Sí, gracias -dijo Helen, y mostró la fila y el número escritos en la máquina de escribir portátil del propio Michael. Una tumba se me dio, una guardia hasta el Día del Juicio; y Dios miró desde el cielo y la losa me quitó. Lo único que veía era un mar implacable de cruces negras, en cuyos frontis había tiritas de estaño grabado que formaban ángulos de todo tipo, No podía distinguir ningún tipo de orden ni de colocación en aquella masa; nada más que una maleza hasta la cintura, como de hierbas golpeadas por la muerte, que se abalanzaban hacia ella. -preguntó Helen desesperada. gracias -¡Pues sí! Lo primero fue que el pastor bautizara al niño con el nombre de Michael. El maestro jardinero es un poema infantil corto enviado por Marisa Alonso Santamaría para publicar en EnCuentos. Michael guardó fielmente el secreto, pero Helen, como de costumbre, se lo contó a sus amigos, y cuando Michael se enteró se puso furioso. Todo el día  estás plantada, sólo quieres alardear. El batallón de Michael tuvo buena suerte porque, por una casualidad que supuso varios «permisos», fue destinado a la defensa costera en trincheras bajas de la costa de Norfolk; de ahí lo enviaron al norte a vigilar un estuario escocés, y por último lo retuvieron varias semanas con rumores infundados de un servicio en algún lugar apartado. Pero nuestro coronel, que es del ejército regular, dice que va a ir para largo. tu trabajo si que es duro. Dime qué trabajo ordenas al último de tus servidores. -Pero es la costumbre de la familia -había reído Michael. -Gracias a Dios yo me moriré mucho antes que tú, cariño. HERMOSO POEMA AMIGO QUE BELLA FORMA DE ESCRIBIR ME HA GUSTADO MUCHO LEERTE GRACIAS POR COMPARTIR, garacia a ti mi amigo Después le llegó, como pariente más próxima, una comunicación oficial -que respaldaban una carta dirigida a ella en tinta indeleble, una chapa de identidad plateada y un reloj- en la que se le notificaba que se había encontrado el cadáver del teniente Michael Turrell y que, tras ser identificado, se le había vuelto a enterrar en el Tercer Cementerio Militar de Hagenzeele, con indicación de la letra de la fila y el número de la tumba. Cuando Helen se marchó del cementerio se volvió a echar una última mirada. Él se levantó al verla y, sin preludio ni saludos, preguntó: -Al teniente Michael Turrell… mi sobrino -dijo Helen lentamente, palabra tras palabra, como había hecho miles de veces en su vida. Pero ahora ya han puesto cuartos de baño en el antiguo Lion d’Or, el hotel que está al oeste de la Fábrica de Azúcar, y por suerte también se lleva una buena parte de la clientela. ¿Tú  crees que yo vendría, si no fuera por el jornal? Con la calor desvarío, y me llega el mal humor, Deja que yo te siga, regando con mi sudor. Thanlle Usted no sabe lo que es eso. -¡No me importa! Esta noche tengo que ponerlos en orden. -Yo soy nueva aquí. -¡Ja! -Porque estoy tan harta de mentir. El Jardinero es un poemario elaborado por Rabindranath Tagore que trata temáticas relacionadas con la vida de las personas y es lo que los convierte en verdaderas obras de arte. Aplausos para el jardinero que creó estas versos hecho flor. Me has hecho daño y ahora te lo quiero hacer yo. La señora Scarsworth había retrocedido hacia la puerta cerrada y estaba haciendo gestos contenidos con la boca. Para entonces el pueblo ya tenía mucha experiencia de la guerra y, en plan típicamente inglés, había ido elaborando un ritual para adaptarse a ella. A la mañana siguiente la señora Scarsworth se marchó muy de mañana a hacer su ronda de encargos y Helen se fue sola a pie a Hagenzeele-Tres. A veces está lleno y otras veces casi no hay un alma. Nunca me ha preocupado -replicó Michael indiferente-. Para colmo la manguera pesa más que un quintal. Feliz y fresco día. Junto a una línea de losas había arrodillado un hombre, evidentemente un jardinero, porque estaba afirmando un esqueje en la tierra blanda. De hecho, lo que Michael reproducía con más fidelidad era la frente, amplia, despejada y bonita de los Turrell. Yo sólo puedo decirle que he aspirado el perfume de la flor que en su verso me dejó. Aquí mismo llevo por lo menos 10 ó 15 encargos -y volvió a golpear la Kodak-. En unos años Michael pasó a formar parte del pueblo, tan aceptado por todos como siempre lo había sido Helen: intrépido, filosófico y bastante guapo. Todos esos detalles eran del dominio público, pues Helen era de carácter muy abierto y mantenía que lo único que se lograba con silenciar un escándalo era darle mayores proporciones. Para que el mundo se llene, con tu fragancia de Amor. Su comentario. Autor: Poethas (Offline) Publicado: 21 de julio de 2012 a las 02:03 Comentario del autor sobre el poema: Los hermanos Álvarez Quintero, Serafín (1871-1938) y Joaquín (1873-1944), fueron dos importantes comediógrafos españoles que en poco tiempo se volvieron sumamente populares e incluso atravesaron las fronteras nacionales. Deja que yo te siga, regando con mi sudor Bueno, entonces quizá no… Pero no importa. -Venga conmigo -dijo-, y le enseñaré dónde está su hijo. Helen se adelantó, le tomó las manos, inclinó la cabeza ante ellas y murmuró: La señora Scarsworth dio un paso atrás, pálida. Todos los del pueblo sabían, también, que George Turrell había dado muchos disgustos a su familia desde su adolescencia, y a nadie le sorprendió enterarse de que, tras recibir múltiples oportunidades y desperdiciarlas todas, George, inspector de la policía de la India, se había enredado con la hija de un suboficial retirado y había muerto al caerse de un caballo unas semanas antes de que naciera su hijo. El jardinero Rabindranath Tagore 1 El servidor: —¡Oh, Reina, ten piedad de tu servidor! Reconocía que George siempre había sido una oveja negra, pero las cosas hubieran podido ir mucho peor si la madre hubiera insistido en su derecho a quedarse con el niño. Siempre he sido una mentirosa, hasta de pequeña. Está usted harta de mí, pero quiero contarle una cosa. No le interesaba para nada ninguna de las consecuencias de la guerra, ni nacionales ni personales; sin embargo, sintiéndose inmensamente distante, participó en varios comités de socorro y expresó opiniones muy firmes -porque podía escucharse mientras hablaba- acerca del lugar del monumento a los caídos del pueblo que éste proyectaba construir. Ya tengo dos o tres que ver en la Fábrica de Azúcar, y muchos más en los cementerios de la zona. un abrazo, Me encantó el diálogo entre la flor y el jardinero, me gustó tu poema ¡Y cuando me haya muerto te haré todavía más daño! La gente no hubiera dicho lo que dijo si mis padres se hubieran casado. -¡Vamos, guapo, no digas esas cosas! En su momento, cuando todas las organizaciones contestaron diciendo que lamentaban profunda o sinceramente no poder hallar, etc., algo en su fuero interno cedió y todos sus sentimientos -salvo el de agradecimiento por esta liberación- acabaron en una bendita pasividad. eso solo lo hace dios y tu dinero-jar . Ella se lo devolvía con todo el afecto del que era capaz, con sus consejos y con su dinero, y como Michael no era ningún tonto, la guerra se lo llevó justo antes de lo que prometía ser una brillante carrera. Nada indicaba hasta entonces, decía la propia Helen, que ella fuera muy aficionada a los niños, pero pese a todos los defectos de George siempre lo había querido mucho, y señalaba que Michael tenía exactamente la misma boca que George, lo cual ya era un buen punto de partida. Casa digital del escritor Luis López Nieves, Suscríbete a NotiCuento Muy lejos de ella había una línea blanca. Helen la soportó hasta casi las nueve y media, antes de huir a su habitación. -Sí, gracias -dijo Helen, y salió corriendo antes de que la mujer de la cama turca empezara a sollozar de nuevo. La Reina: —Terminó ya la asamblea, y todos mis servidores se han ido. Para que el mundo se llene, con tu fragancia de Amor. Me encargan muchas cosas que hacer -rió nerviosa y se dio un golpe en la Kodak que llevaba en bandolera-. Entré a leer por el título y no me equivoqué. Lo destacaron cerca del Saliente, donde llevó una vida meritoria y sin complicaciones, mientras se preparaba la batalla del Somme, y disfrutó de la paz de los sectores de Armentieres y de Laventie cuando empezó aquella batalla. amigo me encanto lo que escribiste,yo como florecita sé como se ponen los jardineros cuando andan de mal humor,no obstante creo que si me cuidan con cariño,te mando unfuerte abrazo musical,que ya es viernes de pachanga. Para mí era todo lo que no tenía que haber sido… lo único verdadero… lo único importante que me había pasado en la vida, y tenía que hacer como que no era nada. La agonía de que la despertaran a una especie de segunda vida llevó a Helen a cruzar el Canal de la Mancha, donde, en un nuevo mundo de títulos abreviados, se enteró de que a Hagenzeele-Tres se podía llegar cómodamente en un tren de la tarde que enlazaba con el transbordador de la mañana, y de que había un hotelito agradable a menos de tres kilómetros del propio Hagenzeele, donde se podía pasar una noche con toda comodidad y ver a la mañana siguiente la tumba del caído. He leído muchas cosas de gente como yo en la historia de Inglaterra y en las cosas de Shakespeare. para mi -Bueno, yo no… No he querido pensar mucho en ese tipo de cosas -dijo Helen casi levantando las manos para rechazar a la mujer. Pero lo quería mucho. El proyectil siguiente hizo saltar lo que hasta entonces habían sido los cimientos de la pared de un establo, y sepultó el cadáver con tal precisión que nadie salvo un experto hubiera podido decir que había pasado algo desagradable. -Claro. Qué suerte encontrar asientos junto a las ventanillas, ¿verdad? desde España un saludo a la bella Argentina -Yo también voy a Hagenzeele -explicó-. ¡Te haré daño toda mi vida! ¡No me importa! -¡Claro! El poeta, en el último poema de El jardinero nos hace una pregunta y nos deja un regalo. Cuando por fin comprendió que aquello era que se estaba empezando a consolar, el armisticio con todos sus repiques de campanas le pasó por encima y no se enteró. no hay quien se resista a tal belleza Es usted todo un caballero, digno de admiración.