Blog del periodista y escritor Anton Castro, La regla del juego: Nuevo blog de Fernando Arrabal. Libros y Publicaciones. Uno de ellos la ve, tal vez la recuerda, duda un momento y se la lleva escaleras arriba. Pasan dos curas más, dos o tres perros más, un potro, figuras que son bultos, que son envoltorios de ropas, una vaca, un pato, murciélagos, aves extrañas por los aires, una cosa negra, más ráfagas, algo como rodando aprisa. Discuten entre sí, como si deliberasen. La pelota va a parar a las tablas de una carreta de bueyes junto a la que ha caído el beodo. Entre los pies de los beligerantes, los cantos ruedan de un lado para otro con la pelota de goma. Sube a la calle un grupo de gente. Blog creado con Blogia. En la prisa y los apuros se le olvidó echarla al corral. Un cura pasa también. Una figura viene hacia ellos. Se lo cargan al hombro, le empujan hacia arriba. Cuando los niños despiertan, corren a la cocina, al vasar. Arde también un pajar inmediato. ], La pelota azul -Cuento de Eduardo Chicharro, A la mar fui por naranjas -noticias literarias-, Blog sobre el libro Los caníbales de Iván Humanes, Antología poética de Raúl Herrero El mayor evento (1991-2000), Blog dedicado a Antonio Fernández Molina, Entrevista a Raúl Herrero 10º aniversario Libros del Innombrable. La parte azul, de tono más sosegado, se exaltaba por la presencia de las líneas blancas y roja, éstas hacían lo propio entre sí, y a las tres les sucedía otro tanto gracias al azul. TETRALOGIA: LA PELOTA AZUL; UN PACIENTE POCO PACIENTE de EDUARDO CHICHARRO. Suben al herido a casa del tabernero. Uno ha encontrado la pelota. Hay confusión. Los guardias marchan corriendo en dirección opuesta. Sin saber por qué, se acuerda del primer hecho mágico de aquella noche: la pelota llovida de los cielos en su cuarto. En lugar de parques construir’ an grandes estacionamientos. Estaba llena de aire comprimido, y de olor a goma. Todavía hay allí un guardia. Se voltea el año 1944 cuando Chicharro conoce a Carlos Edmundo de Ory en el café Castilla y deciden fundar el Postismo en compañía del italiano Silvano Sernesi.Cuando el grupo se disuelve, Eduardo mantiene amistades cercanas al ismo, como Ory y Francisco Nieva, con los que seguirá colaborando. Alguien, incomprensiblemente, le da un puntapié, y la pelota rueda varios metros, a lo largo del muro: no se la llevan. Como consecuencia la ciudad se hunde en el ruido, la contaminación y el caos, y llega el día en que ya ningún auto pued Guía Bibliográfica del Esoterismo. Para formarse una idea: hubiera cabido media en un tazón grande. En verdad no era ni lo uno ni lo otro, pues podía medir unos doce centímetros de diámetro y ser su volumen, entonces, de unos novecientos cuatro, coma, setenta y ocho centímetros cúbicos. En esto tropieza y cae. Su pasmo se prolonga unos segundos, bastantes. Marca con una X las frases sobre lo que ocurre en el cuento. La pelota queda en una mesa. Mientras se atiende al herido como se puede, los otros de abajo, los que no caben arriba, beben. Su nombre, un mote y algunos calificativos, mezclados con palabras sentenciosas, se cruzan por lo bajo. Se dirigen a un edificio público, no se sabe si ayuntamiento, audiencia o qué. Recibe entonces una pedrada en mitad de la cara y los mozos le acorralan, se le echan encima. Esta web utiliza cookies para adaptarse a tus preferencias y analítica web. Sólo el sentado en la fuente, el de la navaja, el que fuma y no habla, sólo ése no participa en el juego, que acaba por dirigirse contra una pared, tal vez la de una iglesia, pues pegan entre macizos contrafuertes. Comentan, discuten, se insultan, y la pobre pelota, siguiendo su predestinación de bólido, sale disparada, a través de uno de los balcones. Algunos parecen los mozos de antes. Recibe nuestras novedades en libros en tu email. No tan sorprendido como el estudiante, pero sí tan enojado, la recoge y la arroja de nuevo a la calle a través del mismo balcón. Salta ésta escalones abajo arrastrada por los que salen, primero los personajes, detrás de los mozos que los empujan. En los cuatro años de la década de los 60 que vivió disminuye su producción, se entrega a infinitas correcciones.]. Un perro se acerca a la pelota, la husmea y le da medio lengüetazo, después se orina en la puerta del edificio. Queda el pueblo desierto, sumido en sepulcral quietud. Hasta remontarse. En medio de la zozobra, el susto, la interrogación, muchos ojos se vuelven hacia poniente, a la línea oscura de los montes por donde empieza a desaparecer una luna enorme, color naranja de brasa. Sigue siendo de noche. También los niños se han retirado. Era una pelota azul, aunque no totalmente. La pelota está en medio de la plaza, en un charco. Los guardias forcejean por desasirse, los concejales, magistrados o lo que sea, responden a la agresión con lo que tienen a mano, sillas, tinteros, tijeras, cortapapeles. Sin embargo, cada día sus amigos querían jugar menos con ella, pues pegaba mucho. Es la de un estudiante que en ese momento no sabemos si ha de habérselas con las diofánticas o con alguna rima rebelde, pues la hoja en que escribe se halla parcialmente cubierta de signos dispuestos en columna. Se voltea el año 1944 cuando Chicharro conoce a Carlos Edmundo de Ory en el café Castilla y deciden fundar el Postismo en compañía del italiano Silvano Sernesi.Cuando el grupo se disuelve, Eduardo mantiene amistades cercanas al ismo, como Ory y Francisco Nieva, con los que seguirá colaborando. Está rajada. En sus dos casquetes ostentaba el mismo azul unido, tierno e intenso a un tiempo, pastoso, matizado por esa imponderable pátina que con el tiempo acaba por adquirir la pintura. Intentan explicar que ellos saben lo que era, pero nadie los escucha. No puede comprenderse cómo, estando allí, nadie la haya recogido todavía. Los demás ríen, canturrean, charlan, alborotan, fuman, escupen, pronuncian palabras soeces, dichos soeces, algunos lascivos, hablan de los balcones de mozas o señoritas que duermen en sus casas, hacen alusiones obscenas, les brillan los ojos. Los mozos se llevan a los personajes hacia el río. Pesaba más que regular, si se considera que estaba hueca, y su dureza era todavía suficiente para que, arrojada con fuerza contra el suelo, pudiese saltar hasta cinco o seis metros de altura. … Poco después, la sombra confusa de una mujer dobla la esquina. La carreta lentamente abandona la población. Los niños salen corriendo en su busca. Penosamente se levanta éste y la busca a su alrededor, debajo del carro, hasta que renuncia a encontrarla y sigue por su camino. Tras vivir en Roma desde 1913, con excepción del tiempo que pasó en su país en torno a 1925 enzarzado en el servicio militar, o en ciertos viajes por Francia, Bélgica, Holanda, Alemania y Austria, regresa a España, con su esposa e hijos, en 1943. En los periódicos se lee. Un chico, que va abrochándose los pantalones, corre a avisar al médico. Va a marcharse ya cuando uno de los mozos, viendo la pelota en la mesa, se la entrega y le dice que la tire al corral de su casa, la del mozo, para que al día siguiente la encuentren los chavalines. Un día en clase, cansado de todo sualrededor dedidío ir a la playa con su libro a olvidarse de todo el mundo que le rodeaba. Ya no es azul, parece gris, o verde, parece oscura. Gertrudis se puso muy triste al darse cuenta de que no querían jugar con ella. Rueda a la cuneta, después de hollar el espeso polvo blanco que en la oscuridad tiene un color de ceniza. Juanito jugaba a la pelota con su amigo Pepe, al lado de un río y en un lance del juego, la pelota se les cayó. Debió de perderse ya tarde, tal vez a la hora crepuscular. Después de recorrer un par de calles más, llegan a una taberna. Libro nuevo o segunda mano, sinopsis, resumen y opiniones. Ya lejos, en un tumbo, la pelota cae a la carretera. Ernesto Bustos Garrido nos presenta dos cuentos con la pelota de trapo como protagonista. Las puertas parecen absorber con fuerza prodigiosa a esa población que en el espacio de unos minutos desaparece y cierra y atranca sus casas. Él dice: «Ya está bien», luego pronuncia otras palabras. El de la navaja insulta groseramente a los allí congregados, la pelota sale disparada de la mano de uno de los mozos y va a golpear a alguien que parece persona principal. En síntesis, algo semejante a como puede entreverse el cielo del atardecer si se mira a través de los párpados entornados. Los personajes no pueden acudir, ya que se hallan malheridos o fuertemente contusos, impresentables. Pero los mozos le cierran el paso. Descuentos en libros, últimos títulos publicados y mucho más. Los mozos pasan el rato, no se van a dormir, no se van a la taberna, no se van al prostíbulo, no se sabe qué hacen allí. Mientras maquinalmente le quita el polvo con la manga, les espeta un «¡Cerdos!», y, mientras se lo encasqueta, añade un «¡Me las pagaréis todas juntas, canallas!» Como nadie le contesta, echa a andar por su camino. Libro nuevo o segunda mano, sinopsis, resumen y opiniones. No hay en ellos continente amenazador, se agrupan y mueven pausadamente, con ademanes torpes. Todo se lo tragaron el cielo y la hora de la noche. Todos permanecen mudos, rodeando al cuerpo tirado, que allí queda con la correa al cuello, la negra ropa cubierta de polvo y la cara ensangrentada. Ha vuelto a la cocina, ha rodado por los suelos, las sillas, las camas, aprisionada a veces entre las manos y mejillas de un niño dormido. STUDENT S BOOK AND WORKBOOK WITH KEY PACK, ENGLISH FILE 4TH EDITION A2/B1. Uno de los de atrás se agacha a recoger un canto. Se meten por una de las bocacalles, la más amplia. Ya no cantan. Se forman corrillos en todas partes, hasta que un nuevo resplandor atrae a todos hacia la plaza principal. La carreta se aleja con pausa de alucinación. Nadie parece mirarlos con curiosidad a pesar de ser ellos los de la pelota. TETRALOGIA: LA PELOTA AZUL; UN PACIENTE POCO PACIENTE de EDUARDO CHICHARRO. Poner imagen p‡ g. 9 www.libresa.com Poner imagen p‡ g. 13 Poner imagen p‡ g. 12 7. Entran. Otro, que se queja y va renqueando, pasa los brazos por los hombros de dos compañeros. Pasan todos junto a la carreta. Poco más tarde se aproxima un hombre, el boyero, y la carreta echa a andar. En los cuatro años de la década de los 60 que vivió disminuye su producción, se entrega a infinitas correcciones. Se les abre. ENVÍO GRATIS en 1 día desde 19€. Al cabo de cierto tiempo el fuego puede ser reducido, pero corre la voz de que otro edificio arde al lado opuesto del pueblo y que fueron los mozos los incendiarios…. Todo el mundo le dice que es el más azul de todos los niños y que se casará con la más rosa de todas las niñas, ¡como debe ser! Ahora, inexplicablemente, se encuentra en la calle, en el empedrado sucio y sin acera. Al alejarse, se oscurece y se achica, devorada por los márgenes convergentes de la carretera y por el cielo inmenso, combado, en el que brilla un mar de estrellas. Allí unos niños ven y reconocen en el enorme globo su hermosa pelota azul extraviada la víspera. Y mientras uno trepa al farol, otros pasan una correa, la del propio agredido, por el cuello de un hombre agotado o tal vez muerto. Los niños cuentan: son apenas las nueve de la mañana. No da tiempo a verlo, el tintero se ha derramado sobre lo escrito. El personaje se ha detenido, también los mozos. [A los ocho meses de su concepción nace Chicharro en Madrid, un año después que Salvador Dalí, es decir en 1905, en la calle de Ayala un 13 de julio. Luego, el de la navaja, que ya no la tiene en la mano, pero sí la pelota, dice: «Vamos pues», y todos se marchan apelotonados. Los niños, en sus camitas, se han dormido ya de día. Guardia y estudiante se contemplan, preguntándose si hay algo de común entre ellos. El revuelo es mayúsculo. Así permanecen algunos segundos, hasta que uno de los de delante hace un brusco quiebro con el cuerpo y golpea fuertemente el suelo con el pie, al tiempo de darse una palmada en el muslo, resoplando entre dientes como se hace para espantar a un perro. ¿Tú primera visita a esta página?. Sin embargo, cada día sus amigos querían jugar menos con ella, pues pegaba mucho. LA PELOTA AZUL - Una ciudad se llena con tantos autos, que sus calles deben ser ensanchadas y sus parques transformados en estacionamientos. Juguetean: a empellones, puñadas, puntapiés. Tal vez falta poco para que la aurora aparezca. Luego, ráfagas de aire que la hacen oscilar. Precisamente junto al segundo funda, a principios de los años 50, la revista Ambo que, como las anteriores Postismo y La Cerbatana, sólo verá un número. El río era muy peligroso, pues raro era el año que no se ahogara alguna persona en él. Por fin se arriesgan algunos, se reúnen en la plaza principal, se dirigen al edificio de la lucha. Cerca hay una fuente pública. Está cerrada. Todos los derechos reservados, Teatro contemporáneo español del XIX al XXI, ENGLISH FILE 4TH EDITION B1. Todo el mundo le dice que es el más azul de todos los niños y que se casará con la más rosa de todas las niñas, ¡como debe ser! STUDENT S BOOK AND WORKBOOK WITH KEY PACK, ENGLISH FILE C1.1 STUDENT S BOOK WITH WORKBOOK WITH ANSWERS (4TH EDITION), FORMACIÓN Y ORIENTACIÓN LABORAL 360º 2020, ENGLISH FILE 4TH EDITION A1/A2. En Madrid, Chicharro realiza una exposición en la Sala Marabini. Algunos se reintegran a sus viviendas, muchos rodean a los niños, no logran entenderlos ni entenderse entre sí, van olvidando el aerolito, casi no creen lo que han presenciado. Sí, hasta hacerlo como un globo de tafetán o como un globo de fuego que empieza a dar botes por la carretera en sentido inverso al de la carreta, y a crecer, y a remontarse, de suerte que cada salto es más largo, más alto, y más lento, y el último la lleva sobre el pueblo aquel, donde atónitas las personas, las pocas que velan, observan el extraño meteoro de fuego que se cierne muy por encima de los tejados, aunque no tan alto como para podérsele confundir con la luna llena. Lo que, en cambio no, es justo afirmar que se pierde, es aquello que tanto se oye decir: el tiempo. (3) Pero, incluso esto me parece una cuestión relativa: lo más importante es que defiende una poética muy original, según se aprecia en sus manifiestos y poemas: la de la euritmia. También es inmenso el silencio, y es inmenso el campo alrededor de la pelota. La ni– a de la pelota azul estaba feliz con tantos autos. Instala su estudio en el Pasaje de la Alhambra, lugar de reuniones en las que se discute, se recitan poemas y se dirigen las operaciones postistas en los años del movimiento. Corren a la plaza, se cruzan con el basurero, la lechera, el alguacil, el perro cojo de la inclusa. Regresa el chico acompañado por un hermano del herido, pero no trae la pelota. Se había casado en 1937 con la pintora Nanda Papiri, cuyos dibujos ilustraron revistas y catálogos vinculados con el Postismo. Hay funcionarios reunidos, guardias que interceptan el paso. El de la navaja lleva el estoque. Todos abandonan la taberna con el espíritu más afianzado. prestar la pelota azul, así que le pegó a uno de ellos para conseguirla. La han lavado con agua y jabón. Por debajo de la pintura era de goma; no maciza. Inmediatamente se la pasan entre ellos. El personaje, que llevaba bastón, además de sombrero, desenvaina un estoque. Cuentos: " La pelota azul" Erase una vez un niño gordito, un niño pequeño y gordito, no mucho, pero gordito. Hace aire, un aire húmedo, frío. Ha permanecido quieta en un vasar de cocina todo el invierno, cubierta en su hemisferio superior por una capa de grasiento polvo. Como si esto fuese la señal, cada cual huye hacia su cobijo. Tiene una cuchillada en el muslo, se está desangrando. Eso es suficiente para justificar una nueva edición de uno de sus libros y aventurarse con un nuevo enfoque sobre su obra. La pelota, que alguien ha arrancado al de la navaja, derriba con fuerte impulso el sombrero negro del personaje al golpearle brutalmente en la frente. Tenía en su círculo máximo una estrecha faja encarnada entre dos líneas blancas, las cuales, si bien ligeramente veladas por el repetido contacto con manos, suelo, paredes, troncos, hierbas, pelo de animales, rodillas, esputos, tomillo, sartenes, carbón y aleros de tejado, seguían siendo blancas. Se agacha y la toma en la mano maravillado, no menos que si hubiese caído en su aposento un albatros de los mares del sur. En un momento todo el poblado despierta y se asoma a ventanas, puertas, escotillas o tragaluces, lleno de espanto, de curiosidad, de asombro, y prorrumpe en inmenso alarido que pronto se trueca en clamor dentro del tumulto general. 08-abr-2016 - LOS COLORES: EL AZUL - Aprende los colores con esta divertida Canción y Cuento Educativo para Niños. Los dos guardias consideran el destrozo de muebles, cortinas y cristales. «Ya está bien», sentencia el de la navaja. Todo el mundo está en la calle. prestar la pelota azul, así que le pegó a uno de ellos para conseguirla. Al siguiente día, se le hizo muy fácil volver a pegar para obtener la pelota. Se oye sólo el silbido intermitente de los sapos y, de cuando en cuando, el de las ráfagas a través de los cardos secos. ENVÍO GRATIS en 1 día desde 19€. No reacciona en seguida el del güito, sino que, pasada la sorpresa y vencido un momento de vacilación, en el que cada cual permanece clavado en su sitio, se agacha a recoger el sombrero. No se caen, no se escurren, simplemente se olvidan en cualquier sitio. Por muy extrañamente casual que pueda parecer, el proyectil acierta a colarse entre el bastidor y los cristales rotos del vano. Tampoco los niños han hallado su pelota. Unas de las enfermedades más difíciles de afrontar para los padres, es el cáncer en los niños.Se trata de un tema delicado y sensible que muchas veces, no sabemos cómo abordarlo con los niños ¿Cómo le explico a mi hijo que tiene cáncer? Así en muchos de sus escritos Eduardo Chic, Copyright © 2020 Casa del Libro. Es un tipo bien trajeado y de aspecto principal. Descubre la pelota. La sopesa, vuelve a considerar la ventana y, en un arranque de mal humor, la arroja con fuerza hacia el balcón de enfrente. Nadie parece impresionado y, en la plaza, junto a la pared, encuentran la pelota azul, tal y como la dejaron; no rajada, no tiznada, no salpicada de sangre, aunque sí húmeda de rocío… El reloj del Ayuntamiento da una hora. Ahí queda. Además de alhajas, carteras, paraguas, niños, los hombres suelen perder a su mujer, a un amigo, una mula, la memoria y hasta su propia vivienda. Durante unos días ha recibido impulsos, manotazos, golpes. En la plaza de la fuente no se ha encontrado nada, si es que el bólido ha caído allí. Endereza el tintero, separa los papeles, mira a la ventana abierta. Los hombres pierden cosas que sus semejantes no alcanzan a comprender cómo pueden perderse. Allí está ardiendo el edificio de la pelea, los mozos le prendieron fuego. Pero el nuevo día aún no aflora. Al siguiente día, se le hizo muy fácil volver a pegar para obtener la pelota. Llega a la calle entre los pies de unos y otros. Gertrudis se puso muy triste al darse cuenta de que no querían jugar con ella. Transcurren unas horas de calma absoluta, ni campanas se han oído. Parece una plaza de pueblo grande, pero no la principal. Arranca el cuerpo del personaje a sus verdugos y lo deja caer al suelo. Oye ruido y ve rodar la pelota. Poética de la euritmia(1) Eduardo Chicharro es conocido en la poesía española del siglo XX sobre todo por ser el creador del Postismo, movimiento estético-literario de vanguardia de posguerra. STUDENT S BOOK AND WORKBOOK WITH KEY PACK, DIME QUE COMES Y TE DIRE QUE BACTERIAS TIENES, Libros recomendados por nuestros libreros. Alguno la reconoce. Ya no es una pelota, parece una cosa, un bulto. Piedras recorren trayectorias paralelas a la de la pelota. Efectivamente, a mediados de los años cuarenta, junto con Carlos Edmundo de Ory y Silvano Sernesi, lanzó uno de los grandes vanguardismos de aquel momento –otro sería Dau al Set-- que le sirvió para eternizar su nombre como agitador en los medios. Grandes, vagas, traslúcidas figuras de tul, azules, malva, grises, pasan ingrávidas por los aires. Así es como la pelota entra de nuevo en el salón de actos. Su tamaño no era ni grande ni pequeño. Y así nos encontramos todavía, como se ha dicho muchas veces, que su obra continúa siendo desconocida para muchos. Precisamente junto al segundo funda, a principios de los años 50, la revista, sólo verá un número. Hasta que el sentado, el de la navaja, se levanta y va a quitar la pelota a los otros mozos. El rojo de la lista central, de siete milímetros, era bermellón rabioso, un tanto ensombrecido por la referida pátina y los diversos contactos que acabamos de enumerar. Los padres sabedores de lo peligroso que era, siempre les aconsejaban a sus hijos que no se bañaran en él, si no Es de noche, la luz mortecina de un farol la hace apenas visible. No hay luz, no unos pañales tendidos en las cuerdas de las solanas. Uno de ellos se lleva la pelota. Dentro nada tenía: ni pequeños guijarros, como otras de celuloide, llevan ni cascabeles, ni menos estopa, trapo, crines o serrín, aunque tampoco fuese rigurosamente exacto decir que no contuviese nada. Pero este papel de desafiador también contribuyó a oscurecer su verdadero mérito como creador, como poeta. Con frecuencia se extravían objetos de manera incomprensible. No están graves, pero algo grave aletea en ellos, en frases que pronuncian. La pelota azul -Cuento de Eduardo Chicharro– Era una pelota azul, aunque no totalmente. El de la fuente juega con una navaja y en un momento brilla la hoja de acero. De los demás habitantes, nadie se atreve a moverse. Va por el campo. A Celestino le regalan aviones azules, duerme en una cama azul y juega al fútbol con pelotas azules. En un movimiento de los bueyes rueda otra vez al suelo la pelota. También el estudiante contempla el fenómeno. En sus dos casquetes ostentaba el mismo azul unido, tierno e intenso a un tiempo, pastoso, matizado por esa imponderable pátina que con el tiempo acaba por adquirir la pintura. El estudiante apenas si hace el indispensable movimiento de separar las piernas para que la tinta no le gotee en los pantalones. Así, antes de que esto ocurra, la pelota parece consolidar su estructura física, cerrar su grieta, agrandarse, distenderse. Uno de ellos es del gran Felisberto Hernández.El otro, de Emilio Machado.. Antes de los relatos, a modo de introducción, Ernesto comparte con los lectores momentos de su infancia, en la que no faltó una pelota de trapo, y que tan buenos ratos les dio a él y a sus amigos. Regresa una pareja de guardias, van a entrar en el edificio. La fuente no echa agua. Nadie sabe lo que fue. Cuentos de Globos Había una vez… un grupo de profesionales y autores independientes que habían decidido ayudar a recopilar, en un sólo lugar, literatura y material de todas las épocas, para padres -que en algún momento habían sido chicos- e hijos que, mediante la lectura, se convertirían en algún momento en mejores padres. De suerte que la pelota, que no estaba limpia, ya que no era nueva de tienda, que no estaba sucia, ya que ni manchas ni pegotes tenía encima, brillaba como nueva merced a la atinada distribución de sus colores. Va a parar a la casa de enfrente, penetra por una ventana y rebota en una mesa llena de papeles y libros. Llega por fin el médico, entonces vuelven a enviar al chico, esta vez a casa del herido. A Celestino le regalan aviones azules, duerme en una cama azul y juega al fútbol con pelotas azules. El estudiante ha podido entrever cómo el proyectil de goma salía por el balcón. Un borracho que pasa recoge la pelota azul, tiznada, manchada, algo rajada. Está desierta y silenciosa, y así sigue durante algún tiempo, hasta que dos hombres la cruzan. El hombre se defiende con bravura, pero le agobian, le desarman, le zarandean, le aporrean, le acogotan, le apalean cobardemente. Estudiante y guardia se retiraron, la escena queda silenciosa. Hay luna; sólo a intervalos se deja ver. Todos se callan, le miran. Llevan garrotes, piedras. Hasta el ruido de la carreta se perdió. Ya que el tiempo nadie sabrá con certidumbre si lo ha perdido, y más atinado resultaría concebirlo como empleado o gastado en detrimento de otras cosas que pudiéramos haber resuelto mientras estamos charlando, tumbados, cantando o haciendo el amor –apreciación muy relativa, por cierto, sea para lo que fuere. Por último, dice el de la navaja «¡Hala!», y se aleja seguido de los demás calle adelante. Allí no hay pelota ni nada que se le asemeje. La pelota no vuelve a entrar en el cuarto del estudiante; rebota en la pared y va a parar de nuevo, segunda broma del azar, a la carreta de bueyes. Un mozo se la salta, otro se sienta encima. A mi manera de ver, como he dicho otras veces, Chicharro pertenece a la línea castellana del Postismo, dominada por la visión espacial, lo pictórico y lo mágico, frente a la andaluza, representada por Ory, básicamente sonora y onírica. Sólo desde una ventana abierta a última hora, la de una cocina, no salen estentóreas voces ni lastimeros ayes. Hasta que llega un grupo de mozos. Pálidamente, empieza a amanecer. Algún mechero, alguna cerilla se enciende también periódicamente. No lejos, yacen también el sombrero, el bastónvaina y la pelota azul. Para hacerse una idea de la importancia de este movimiento bastaría recordar que, recientemente, el 16 de junio de 1999, la Fundación Duques de Soria de Barcelona dedicó una jornada al mismo, bajo la dirección de Pere Gimferrer, en el pabellón Mies van der Rohe, en la que se reunieron, entre otros: Camilo José Cela, Pilar Gómez Bedate, Paco Nieva, Jaume Pont, Joaquín Soler Serrano, Antonio Fernández Molina, Martínez Riquer y Ernst Lluch. Junto a la pelota pasa un perro, sin detenerse. Dirige por fin la vista a su alrededor intentando averiguar la causa de tamaño desastre. Estás leyendo un weblog, también llamado blog y bitácora. Sin embargo, Chicharro fue tan exigente consigo mismo y con su poesía que incluso pensó en hacer un diccionario, que tratase las palabras de otra manera –idea no tan descabellada, pues también Cirlot lo hizo- y no dejó de pulir, retocar, imaginar su obra literaria, como cuentan Angel Crespo y Pilar Gómez Bedate al editar Algunos poemas(2) . Ahora bien, el sitio adonde ha ido a parar la pelota es una plaza extensa, irregular, en la que desembocan cuatro calles desiguales, dos de ellas en ángulo agudo, y una quinta, cuesta abajo, empinada y escalonada. Blogia apoya a la Fundación Josep Carreras. Golpean a la puerta, llaman a voces. Cae de pronto como un rayo de fuego la esfera alargándose en su forma, hasta el zócalo de la casa donde recibió el puntapié inicial. Blog, o página "huevo", o dietario, o avispero, o bitácora, o paraje del escritor, editor y artista plástico Raúl Herrero.